miércoles, 12 de enero de 2011

Hace un año la tierra tembló.

Hace justamente un año Haití cambió para siempre porque el mayor terremoto vivido por sus habitantes arrasó este pequeño país de una manera brutal e inmisericorde, acabó con miles de vidas (200.000) y todavía hoy las consecuencias directas pueden verse en los edificios y en sus habitantes.

Perros devorando los restos de un cadaver en Haití.


Hace un año el planeta se sorprendía con la tragedia, todo un país destruido por un poderoso terremoto de 7.3 en la escala Richter aunque hay que admitir que no era un país cualquiera, ya que Haití era y es el país más pobre de toda américa latina con diferencia y eso se nota porque aún hoy sigue habiendo muchos edificios derruidos y montañas de escombros por doquier que demuestran que un año después el país sigue totalmente en crisis humanitaria. Las enfermedades han hecho mella en los supervivientes, sobre todo el cólera que se extendió hace poco como el fuego en maleza seca matando a miles de personas que no tienen donde vivir, que no tienen los servicios más básicos por ejemplo la friolera de 4 millones de niños viven en la más cruda miseria  que se dice pronto.



El tiempo en Haití va a una velocidad distinta que el resto del mundo, mientras aquí vivimos en el 2011 de una manera despreocupada y discutimos de "nimiedades" como la crisis o la ley antitabaco, en Haití siguen estando casi como hace un año, los edificios caídos, la gente viviendo en la calle, miseria, corrupción, violaciones, delincuencia y por supuesto muerte.



Aquí tenéis un vídeo hecho por la Cadena Ser que refleja perfectamente todo lo ocurrido.



Viendo que Haití sigue en el mismo estado que hace un año con ligeras mejorías cabe preguntar ¿Para que ha servido el dinero y toda la ayuda que se ha enviado desde hace un año? Pues desgraciadamente para casi nada, es cierto que las ONG están allí haciendo todo lo que pueden pero es absolutamente insuficiente. ¿Donde está esa ayuda que había prometido Obama? El presidente de los EE.UU. no tardó en responder a la llamada humanitaria enviando barcos hospitales, a los marines y a todo el que se apuntase de voluntario, pero hoy no se ve toda esa rápida y por desgracia fugaz ayuda.

El palacio capitalino antes y después del terremoto.


Gran parte del dinero que se envió sólo sirvió para que el presidente de Haití amañase las elecciones para seguir en su puesto y por supuesto engordase sus bolsillos a costa de la solidaridad de muchas personas que hicieron un donativo con toda su buena fe. Ante una cosa así te vienes abajo cuando piensas que la mayoría de tu donativo se pierde entre la burocracia y la corrupción y sólo una pequeña parte ayuda de verdad a los damnificados, da mucha rabia.

Aún queda ayuda que enviar de toda la que se ha dado hasta ahora pero desgraciadamente es insuficiente, Haití se recuperará en décadas al ritmo al que van las cosas, en un país pueden pasar muchas cosas en un periodo de tiempo tan grande así que los haitianos y haitianas van a seguir sufriendo más, pero claro en esta etapa en la que la crisis global es muy dura los presupuestos para solidaridad de los gobiernos se deben recortar luego si ya llegaba poca ayuda y mal repartida ahora será mucho peor.




En la TV y demás medios de comunicación no dejan de salir historias de gente que estuvo atrapada varios días o de un hombre que perdió ambos brazos y aún así juega de portero en un equipo de fútbol, pero ese "reconocimiento" público no les sirve para absolutamente nada, no les quita de ser pobres. Hoy en la radio oía la historia de una familia que vive en Puerto Príncipe que habían perdido al abuelo y a 3 de sus 6 hijos, el acceso a su casa es muy complicado incluso en todoterreno debido al deteriorado estado del camino de acceso lleno de escombros y socavones consecuencia del terremoto. El padre de familia todos los días tenía que ir con algunos de sus hijos para que le ayudase a recoger comida de la ayuda humanitaria caminando por terreno peligroso con el riesgo de derrumbe u hundimiento de la carretera. Los hijos jugaban fuera de la casa pero estaban tristes puesto que habían perdido a 3 de sus hermanos, uno de estos niños aún agarraba el dedo putrefacto de su abuelo cuando fueron rescatados. La historia es muy triste como igual de tristes serán las historias de la mayoría de los supervivientes que tienen que vivir un día a día terrible.

Resumiendo el panorama es desolador, para no haber estado en Haití se me hace un nudo en el estómago sólo de pensar que es lo que pasa en Puerto Príncipe y sus alrededores, y estoy seguro que la realidad es mucho peor de lo que podemos imaginar, sólo deseo que la situación mejore o tal vez no veamos resurgir a Haití.

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